LA VERDAD COMO CONSTRUCCIÓN: EL NUEVO PARADIGMA EN LAS PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS COMO CONSTRUCTORAS DE APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO, FUENTE DE RUPTURA DE LA UNIVERSIDAD TRADICIONAL.
Carlos Arturo Muñoz P
Resumen:
Mediante este escrito se intentara mostrar como el surgimiento de la pedagogía , entendida esta como la ciencia que se encarga de estudiar los procesos de enseñanza y aprendizaje, coadyuvo a desquebrajar la concepción tradicional de universidad y con esto el concepto filosófico de la verdad como correspondencia que sustentaba el concepto de educación universitaria.
Palabras claves: pedagogía, prácticas pedagógicas, universidad, aprendizaje significativo, verdad, correspondencia.
Introducción.
Dentro de lo que se considera la civilización occidental existen dos instituciones que no solo han conformado, sino que han moldeado la estructura misma de dicha civilización. Estas dos instituciones incluso son tan cercanas entre sí que la injerencia entre la una y la otra posibilito el nacimiento y posterior desarrollo de una de ellas, que bajo su tutela presupuestaria, metodológica y conceptual, termino como difusora y reproductora de los esquemas occidentales. Estamos hablando de la ciencia y la universidad. La ciencia como “mega” expresión de occidente se consolido desde los albores de la civilización misma. Es casi evidente que el nacimiento de la ciencia es el nacimiento mismo de la civilización, tal y como la conocemos.
Así pues, la pregunta filosófica de los presocráticos denominados físicos, sobre la constitución del universo no es más que la pregunta acerca de cómo funciona y cómo surgió todo aquello que se extiende más allá de nuestra configuración como seres humanos. Esta pregunta es justamente el detonante que propulso el camino de occidente hacia la búsqueda desaforada por el conocimiento, que dicho sea de paso, ha tenido tantos aciertos como desaciertos.
La primera filosofía como intento explicación racional de los fenómenos naturales , opta por privilegiar el lenguaje del logos sobre el mito. El logos se constituye entonces en el lenguaje apropiado para dichas explicaciones, dado que a diferencia del lenguaje mítico no usa figuras literarias como la metáfora o la alegoría. Figuras estas que tienen como inconveniente el hecho de remitir en sus construcciones lingüísticas ambigüedad y por tanto carencias semánticas que no permiten significados unívocos, sino equívocos respecto de los hechos. Es por ello que Aristóteles, opta por la construcción de un aparato lingüístico que permita la utilización adecuada del logos como herramienta eficaz para conocer el mundo. La lógica como forma del logos para acceder a la verdad del mundo se constituye en el método único de acceso a la realidad natural.
Ahora bien, a partir de lo anterior se oficializa gracias al prestigio de Aristóteles y su posterior entronización en la filosofía medieval, un división tripartita en donde realidad, lógica y conciencia son parte de un mundo ordenado y construido de antemano. Según José Olimpo Suarez, “esta concepción de verdad presupone una realidad, el mundo externo a la conciencia y al lenguaje, es un dominio, un reino ordenado, eterno e inmutable y que la tarea del conocer consiste justamente en llevar a conducir el alma o la inteligencia a representares de forma correcta esa realidad exterior.” (fs.p:1).
Siguiendo el argumento de Suarez, el concepto de verdad como adaequatio rei et intelectus, fue el concepto de verdad heredado de la antigüedad al nuevo esquema medieval y este se convirtió en la encarnación académica cuyo esbozo desemboco durante la edad media en la elaboración de un currículo Cristiliano que posteriormente dio origen al nacimiento de las universidades. Por ende la universidad nació debido a la necesidad de impartir y prolongar tanto la visión de mundo de la edad media, como a la necesidad de justificar y argumentar el statu quo social derivado del maridaje entre el dogma cristiano y la concepción de verdad como correspondencia Aristotélica que de alguna manera se acoplaba de forma magistral con los preceptos dogmaticos del principio de autoridad eclesiástico que defendía la idea de que el universo y todo lo contenido en el era una realidad creada por dios, único ser ordenador y que la única tarea del ser humano era replicar dicha realidad, ya dada. Es por ello que el modelo clásico de universidad difundió y utilizo un modelo pedagógico sustentado en la réplica argumentativa del mundo.
Universidad, verdad y nuevos procesos de aprendizaje: la pedagogía se toma la universidad.
Como ya lo anotamos líneas arriba, el nacimiento de la filosofía, en primera instancia, esta fundada en la pregunta sobre la esencia del mundo natural y la posterior utilización de la lógica y el principio de verdad como correspondencia, estas circunstancias abrieron un camino a la tradición realista Aristotélica que fue tomada como criterio de verdad en la filosofía medieval.
Las universidades nacen hijas de esta tradición intelectual y; por tanto echan mano de estrategias metodológicas y pedagógicas cuyo trasfondo es la reproducción del verdadero conocimiento, es decir, la trasmisión de la tradición escolástica mediante el criterio del principio de autoridad. Así pues, métodos como la retorica y la dialéctica son subsumidos por el dogma en pro de la enseñanza del credo católico. Autores como Boecio, dice Suarez, estudiaron la lógica aristotélica y: “propugno por su imposición en el currículo cristiano… [Sic] con el triunfo del aristotelismo la universidad se vinculo rápidamente al conocimiento, la ciencia y el poder…” (op cit: p,2)
Según lo anterior la universidad desde sus albores tuvo un carácter profesionalizante, Suarez nos explica mejor esta situación cuando afirma en su texto que la universidad mostro su:
Interés exclusivo por preparar profesionales que se enfrentasen con los tres dominios básicos de la realidad: en primer lugar, los teólogos que se ocupaban del orden divino…o para decirlo en términos aristotélicos, de la verdad esencial; en segundo lugar, los juristas que se ocupaban del orden civil de la república cristiana…y finalmente, los médicos que se ocupaban del orden de la corporalidad… el carácter sacro de estas profesiones estaba determinado por el hecho de que sus estudiosos se consideraban a si mismos como buscadores de la verdad… este mundo universitario no se trataba de descubrir nada nuevo, la verdad ya estaba establecida de antemano , de lo que se trataba era adecuar el alma humana al orden establecido [sic].(op cit: p.2)
La cita por extenso, nos muestra como el thelos de la universidad esta sustentado en la reproducción lógicamente coherente de una tradición, por tanto, es lógico pensar que los métodos de enseñanza de tales disciplinas solo apelaban a la argumentación silogística y la discusión dialéctica, es decir, los métodos pedagógicos de la universidad tradicional estaban fundados en la reproducción de conocimientos a históricos y dogmaticos , provenientes de la verdad revelada y los métodos de discusión griegos.
La verdad como construcción: nuevo paradigma de la universidad y de las prácticas pedagógicas.
La ruptura de las instituciones medievales junto al surgimiento de movimientos culturas como el renacimiento, la modernidad y la ilustración, en especial su derivación alemana denominada romanticismo, propiciaron un nuevo enfoque tanto del conocimiento como de la institución encargada de impartirla, es decir, de la universidad. Esto obligo a que la universidad modificara su estructura, en especial las formas de enseñanza. Dado que la comprensión del mundo ya no se ajustaba a los requerimientos de la época.
La implosión del paradigma medieval, la revaloración Cartesiana del sujeto cognoscente, la postura kantiana del conocimiento en donde se enfrentaba el fenómeno con el noúmeno, el nacimiento a partir de lo anterior de la fenomenología, la instauración del hombre situado históricamente de Marx, la crítica demoledora de Nietzsche al concepto de verdad como adecuación y la posterior irrupción de la hermenéutica, junto con la aparición de las ciencias de la educación confabularon en contra de la universidad tradicional.
La superación del positivismo clásico y la posterior independencia de las ciencias sociales del método científico tradicional, instauraron el conocimiento en los predios de la historia y los contextos situacionales intersubjetivos, por usar algunos términos fenoménicos. La inclusión en el discurso filosófico del siglo XX, de conceptos como el de la existencia, la vida, la historia y la intencionalidad modifican sustancialmente la posición metodológica de las ciencias del espíritu y por tanto modifican también la estructura conceptual y metodológica de la universidad.
De esta forma, se adopta un paradigma en donde la ciencia se ve como una construcción humana, en donde hacen parte, tanto estudiantes como profesores con intenciones y expectativas. Rafael Gutiérrez Girardot (1994) plantea al respecto que:
… la tarea de la docencia universitaria esta ahora [sic] encaminada a favorecer la creación…Justamente, una de las reacciones que caracterizan la nueva vida universitaria a partir de la época de la ilustración, es la que va contra la vieja escuela en su forma decadente: la concepción de la ciencia como suma de principios estáticas y de verdades justificadas de antemano e impuestas por dogmas. La nueva universidad pedía, en cambio, la libre creación de esas verdades, y bajo creación se entendía especulación, investigación y experimentación. Saber estático no existe como saber. El saber es esencialmente dinámico y creador.
De lo anterior se puede inferir porque la enseñanza universitaria opta por introducir dentro de su estructura prácticas pedagógicas conducentes no solo a que se haga una buena recepción de la ciencia, sino que además debe propiciar la función creadora. Esta nueva visión de la verdad como construcción y su posterior inclusión dentro del discurso científico, dan al traste con la nueva perspectiva de universidad y con los nuevos enfoques pedagógicos que ya no se centraban únicamente en la lectio y la disputatio.
La nueva universidad y las prácticas pedagógicas:
La nueva concepción de verdad como construcción opero un cambio radical en el proyecto de la nueva ciencia, esto llevo a que las instituciones universitarias como poseedoras, creadoras y difusoras de dicho saber implementaran los trabajos de ciertos estudiosos respecto de las formas más apropiadas para que los estudiantes y profesores adquirieran no solo conocimientos, sino habilidades intelectuales que propiciaran la creación de nuevos conocimientos. Es así como las investigaciones epistemológicas y educativas (Mondragon. Sf. P: 1) procuran un terreno fértil, en donde las teorías del aprendizaje, especialmente desde Piaget , se incorporan a la enseñanza universitaria. Según Mondragon, la enseñanza universitaria se ha enriquecido con la aparición de una serie de concepciones, estrategias, medios, formas y tecnologías que posibilitan el aprendizaje por parte [sic] de los estudiantes.
La universidad desde esta nueva perspectiva debe no solo investigar sobre los aconteceres de las diferentes ciencias, sino que además debe proporcionar espacios para la investigación sobre la formas de enriquecer la acción enseñanza – aprendizaje, es decir, la universidad esta en la obligación de formar formadores. Y para ello es necesario innovar y teorizar herramientas, métodos, didácticas, conceptos, estructuras que viabilicen la acción pedagógica.
Este esfuerzo de pensar la forma más adecuada de posibilitar una validez más cercana entre enseñanza – aprendizaje en la universidad es lo que comúnmente se denomina como practicas pedagógicas. Las prácticas pedagógicas en la universidad se definen según Mondragon (sf) como el conjunto de estrategias e instrumentos que utiliza el profesor universitario en el desarrollo de sus clases, con la pretensión de formar a los estudiantes en el marco de la excelencia académica y humana. Dichas prácticas deben ser pertinentes y concordantes con los diferentes saberes a los que se apliquen. Así pues, no es lo mismo aplicar estrategias para la enseñanza de la lógica o la matemática y las utilizadas para la enseñanza de la física o la historia. Por tanto, las estrategias pedagógicas en la universidad contemporánea, deben procurar que tanto profesores como estudiantes sean capaces de guiar, actualizar e investigar de forma acorde a las necesidades de cada saber especifico. Siguiendo a Mondragon, pensar en prácticas pedagógicas en la universidad implica diseñar estrategias didácticas orientadas a que los educandos no solo reciban información, sino que fundamentalmente sean capaces de modificarla y ampliar, de compartir las inquietudes actuales en torno al conocimiento, de problematizarlos, descomponerlo y recomponerlo en su personal comprensión (op.cit: p,4).
Partiendo de lo anterior y según Mondragon las practicas pedagógicas más utilizadas en la universidad pueden ser: a) expositivas, b) constructivas, c) profundización, d) socioeconómicas y e) lúdicas . Como vemos la diferencia e incluso la cantidad y variedad de prácticas pedagógicas implementadas en la universidad contemporánea es más amplia que la utilizada en el viejo modelo universitario en donde el concepto básico de verdad y ciencia está supeditado a la simple adecuación entre el juicio y los hechos del mundo, condición que solo deba pie a la utilización de la lectio y la disputatio.
En conclusión, se puede inferir como los modelos epistemológicos instaurados en cada época subsumen intuiciones e instituciones respecto de lo que se considera real y verdadero, principios conceptuales básicos que instauran modelos de ciencia y universidad que a su vez imponen modelos y practicas pedagógicas, las cuales en ocasiones modifican el paradigma o se modifican con el paradigma.
Referencias.
Rafael Gutiérrez Girardot. Sobre la universidad y la reforma universitaria en : tierra firme.1958.
Mondragon Ochoa, Hugo. Practicas pedagógicas en la universidad para la construcción de ambientes de aprendizaje significativo. Universidad javeriana de Cali. S.f
Suarez Molano, José Olimpo. Universidad y verdad en: revista universidad de Antioquia revista # 273/ julio-septiembre
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